Como siempre ASTURIAS no deja de sorprendernos, no sólo por ser “Paraíso Natural” como reza el slogan, sino porque encierra, esta vez, uno de los escasos ejemplos mundiales de cavidades naturales por las que serpentea una carretera, La Cuevona, y la única vía de comunicación para llegar a la aldea Cuevas del Agua. La grandiosidad de sus bóvedas, iluminadas en algunas zonas, y los cerca de 300 metros de recorrido conceden una sensación desconocida desde un vehículo o a pie (con mucha precaución, ya que la calzada es muy estrecha).
Esta gran caverna ha sido desde siempre el único acceso a la aldea de Cuevas del Agua. Un paso que anteriormente discurría por un camino habilitado por los vecinos, y que hoy en día es una bonita carretera comarcal. La calzada termina en Cuevas del Agua, un valle sin salida. Para llegar aquí hay que desviarse en Ribadesella en la carretera que lleva a las Cuevas de Tito Bustillo, seguir dirección hacia La Huertona, La Piconera (no perderse los restos del Palacio atravesando por la carretera) y Sardalla, donde nos desviamos a la izquierda hacia Cuevas del Agua. En total unos 7 kilómetros desde Ribadesella por una carretera estrecha.
Además, el pueblo de Cuevas tiene el mayor número de hórreos del municipio de Ribadesella y posee la ruta senderista de los molinos, unos elementos etnográficos en desuso pero testigos mudos de un pasado reciente.
Una buena opción para conocer otro de los pueblos más curiosos de España.