Existe un pequeño país a los pies del Himalaya en el que la felicidad vale más que el dinero.: Bután, un pequeño reino asiático de 700.000 habitantes.
Por paradójico que nos resulte, mientras en nuestras sociedades occidentales nada ilustra mejor el estatus y el éxito que la propiedad material, (pues invertimos buena parte de nuestro tiempo en trabajar con el propósito de acumular riqueza), en el otro extremo del mundo, un pequeño país ha decidido apostar por una vida que marca distancias con la tiranía del dinero. Su apuesta es la felicidad de los ciudadanos. Ya en el año 1974 se acuño el principio: La Felicidad Nacional Bruta es más importante que el Producto Interior Bruto (PIB), considerando que la democracia es la mejor receta para la prosperidad con el lema “La felicidad es más importante que el rey”.
La prosperidad en el reino de Bután, que tiene en el budismo, la vida rural y la sociedad matriarcal sus señas de identidad, se entiende de una manera integral: el crecimiento económico es importante, pero aún es más el desarrollo espiritual, social y medioambiental.
No nos tiene que extrañar que las leyes del país comulgan con la idea de que la felicidad está vinculada a la “fórmula de los tres ochos”, 8 horas de descanso, 8 de trabajo y 8 de ocio. Como tampoco ha de extrañarnos que, ya en 2004, se prohibiera fumar y vender tabaco, convirtiéndose en el primer país libre de humos; o que, el gobierno exija por ley, que al menos el 60% del territorio nacional permanezca cubierto de bosques; o que, limite a 50.000 al año la entrada de turistas; o que Bután se haya comprometido a eliminar en los próximos años los herbicidas y pesticidas de la cadena alimentaria, convirtiéndole en un país orgánico, cien por cien. Ideas todas ellas que nos pueden parecer revolucionarias, pero que no buscan el progreso económico, sino la calidad de vida de las personas.
Un ejemplo a tener en cuenta, si consideramos además que en Bután los gobernantes buscan que sus habitantes sean, más que ricos, felices.
maravilloso por el paisaje y el paisanaje
Tiene fama Bután, pero habrá de todo.