Puede que si preguntamos a muchos niños ¿qué te gustaría ser de mayor? una gran parte de ellos nos respondería: bombero. Porque a los ojos de grandes y pequeños representan hombres valientes que actúan en situaciones extremas, arriesgando incluso sus vidas para salvar a otros. Unos auténticos héroes.
Pero lo que desconocíamos es que esta profesión empezó hace más de 2.000 años, en Roma. El primer bombero fue Marco Licinio Craso, un senador romano y ávido hombre de negocios. Aunque su profesión era un verdadero negocio.
Marco Licinio obligaba a los propietarios del edificio en llamas a venderle su negocio antes de apagar el fuego. Claro que las condiciones las ponía él y por tanto no eran nada justas. Así, si alguien no accedía a su petición simplemente dejaba que el fuego se encargara de hacer su papel, sin importarle que hubiera vidas en peligro. De esta vil manera, amasó una gran fortuna, alzándose con negocios, casas e incluso prostíbulos.
Su poco acertado talento dio lugar a la expresión “Craso error” que utilizamos para indicar que hemos cometido un error, o una equivocación que difícilmente podremos subsanar.
Sin duda, un origen curioso para una profesión de riesgo y tan importante como es la de bombero.
Vaya vaya con el bombero!!!!!
¡Qué cabroncete este Licinio Craso!
Interesante, muy interesante.
¡Una gran historia!. No viene mal de vez en cuando recordar cosas tan interesantes.