El yuzu es un cítrico cultivado en Japón, aunque su origen se remonta desde hace más de 1200 años en China, concretamente en la región del río Yagtze. El yuzu se parece a un pequeño pomelo verde con la corteza ligeramente hinchada, florece de abril a mayo dando unas flores blancas parecidas a las que aquí conocemos como de azahar. Es ya en el verano cuando comienzan a aparecer unos frutos verdes para llegar a noviembre y diciembre, donde el yuzu madura y se vuelve de color amarillo dorado brillante. Con una carne amarga y llena de pepitas posee un sabor parecido al pomelo, con toques ligeros de mandarina verde.
El yuzu contiene tres veces más cantidad de vitamina C que el limón, es rico en antioxidantes del tipo flavonoide así como en colágeno y vitamina P. Contiene también cantidades apreciables de ácidos orgánicos como el ácido málico y el ácido cítrico.
Cuando el fruto en verano aún está verde y no ha madurado, se ralla para aderezar platos de ensaladas, espaguetis, platos de sashimi. También usan el yuzu para preparar el yuzukosho, condimento hecho a base de la piel del yuzu, pimiento de Chile y sal.
Pero el yuzu en Japón no se emplea solamente para cocinar, es típico el baño caliente de yuzu, que tradicionalmente se toma el día del solsticio de invierno. Sus aceites relajantes al entrar en contacto con el agua caliente provocan un baño lleno de propiedades, y que los nipones disfrutan sobre todo en la Isla de Shikoku, Kyushu y Kyoto.
Grandes cocineros como Jordi Cruz, el pastelero Jordi Bordas, Aduriz, Dani García, Carme Ruscadella e incluso el mismísimo Adrià ya lo han incluido en su cocina.
¿Nos atreveremos a probarlo?. Mientras tanto, nos ilustraremos con el vídeo.