Salpicada de dólmenes y rodeada de mitos, la Sierra de Aralar, el gran macizo compartido entre Guipúzcoa y Navarra, invita a perderse en sus sugestivos hayedos y a explorar sus espectaculares roquedos. Del lado vasco, el macizo muestra paredones de roca viva, simas profundas y gargantas estrechas que se elevan sobre verdes praderas. Del lado navarro, los bosques de hayas, robles y avellanos parecen un escenario mágico.
Los primeros pastores nos dejaron testimonio de su presencia en forma de monumentos megalíticos como los dólmenes, menhires y también la cueva de Mendukilo, un ejemplo de fenómeno kásrtico.
La cueva de Mendukilo, en Astitz, es la que usaban los pastores como establo y curiosamente su acceso es ahora privilegio de espeleólogos y aventureros.
La cueva se acondicionó turísticamente en 2005. El recorrido en la propia cueva es de 1 hora, y se realiza por pasarela flotante, con iluminación dinámica, bajando 40 metros desde la boca de la entrada. La temperatura no supera los 8º y la humedad es del 100%.
La primera sala es la Sala de los Pastores, llamada así porque era la que utilizaban los pastores. A esta estancia de volumen espectacular llega la luz natural que permite atisbar las primeras formaciones geológicas.
Unos 30 metros más abajo se llega a la Sala Laminosin o de los Lagos con impresionantes estalactitas, estalagmitas, gours y otras formaciones.
La tercera sala es la Morada del Dragón, una impactante cavidad de 60 metros de largo y en algunos puntos hasta 20 metros de altura, donde se puede sentir el mundo subterráneo al natural.
En el vídeo podéis apreciar su belleza.