¿Conoces del aceite de krill?. El aceite de krill procede de un crustáceo muy abundante en el Antártico. Este crustáceo, parecido a los camarones, viven en enormes bancos de arena en las frías y claras aguas de la Antártida. Se alimenta únicamente de plantas de plancton y no está contaminado por metales pesados ni otras toxinas perjudiciales para la salud. El krill es una de las especies más numerosas de la tierra y constituye el alimento principal de muchas especies marinas, especialmente las ballenas, los pingüinos, aves marinas, calamares y peces.
Tiene un gran potencial para proporcionar energía, tonificar el cerebro, proteger la piel (protección solar desde el interior), combatir las arrugas, etc. La investigación científica indica que también pueden promover la salud cardiovascular, reforzar el sistema inmunológico y mejorar el estado de ánimo.
En este caso, y esa es su particularidad, los ácidos grasos Omega 3 se presentan en forma de fosfolípidos, no como triglicéridos.
Los fosfolípidos son más biodisponibles (se absorben en mayor cantidad y más rápido) mientras que los triglicéridos que contienen los Omega 3 en los pescados convencionales no se mezclan fácilmente con los contenidos del estómago.
Un auténtico seguro de vida para el corazón.