Érase una vez un pueblo que adaptó su fisonomía y su vida a un embalse, sin perder un ápice de su primigenia esencia y belleza. Érase una vez un pueblo que dio nombre a un embalse, y el embalse dio agua y vida a toda la parte central de Asturias. Un pueblo que conserva intacto todo su encanto y se llama Tanes.
Tanes está en el concejo de Caso, en la zona centro-oriental de Asturias, y forma parte de la Reserva de la Biosfera de Redes. A su hábitat natural, se une toda la serenidad que aporta el entorno y la campechanía de sus gentes.
Fauna salvaje, quesos, flora autóctona, la fuerza de su embalse y el rumor del Nalón hacen de Tanes un sitio de leyenda y de cuento, y como no podía ser menos en este mágico rincón, su colegiata Santa María la Real se encuentra a las afueras del pueblo, como encaramada sobre el embalse, silueteándose esbelta en toda su belleza renacentista sobre unas aguas que son espejo de todo el verdor de Tanes.
La naturaleza ha sido generosa con este “pueblin asturiano”