Las reproducciones de comida, denominadas sampuru (del inglés sample, muestra) tienen un papel importante en los restaurantes japoneses, permiten al potencial cliente hacerse una idea de lo que hay en el menú y estimula las papilas gustativas de quien pase por delante.
A pesar de que pueda parecer una nueva moda, el origen de estas falsificaciones se remonta a principios de siglo XX. Concretamente a cuando el comercio japonés se abrió al exterior y el país comenzó a comprar productos tan desconocidos como cebollas o tomates. A algún comerciante se le ocurrió la idea de diseñar estas réplicas, emulando nuestra exótica comida, dándola a conocer de este modo entre sus vecinos. Antiguamente el sampuru se fabricaba con cera, pero hoy en día la mayoría de la producción se elabora en plástico.
Su principal finalidad es enseñar a los turistas occidentales los secretos de su gastronomía. Los clientes tan solo tienen que pulsar la tecla de su plato plastificado preferido y entregar el ticket. Y si eso no funciona, siempre pueden optar por lo tradicional: señalar con el dedo.
En los últimos años, la moda se ha extendido a países como Corea del Sur o China. Sin embargo, nada hace pensar que pueda llegar a Europa, y mucho menos a España, donde las fotografías de comida corroídas por la luz y el tiempo siguen siendo nuestro mejor reclamo.