¡¡No hay que dar margaritas a los cerdos!!

Cuando queremos referirnos al esfuerzo inútil que supone invertir tiempo y ganas en ser generoso con quien no sabe agradecer ni apreciar las bondades recibidas, decimos que es como ‘echar margaritas a los cerdos’.

Os habéis preguntado porqué se ha escogido una humilde margarita, y no otra planta de valor mayor, más delicada, para dar a esta expresión su significado y uso?

Porque realmente no se escogió ninguna flor, ya que la versión primera de este dicho, que hoy traemos a vivefeliz, nada dice de margaritas, ni de brotes florales parecidos. Que el término ‘margarita’ aparezca aquí se debe a una mala traducción del original, que, por si fuera poco, pertenece al texto bíblico (evangelio de Mateo, cap. 7, vers. 6). La palabra original no es margarita sino la griega margaron, cuya traducción literal es perla.

Es en ese error donde se origina el uso en español de dicha expresión y de ahí que se popularizase como ‘darle margaritas a los cerdos’, en lugar de la más acertada ‘darle perlas a los cerdos’, mucho más ajustada al significado original, pues, desde luego, es un mayor desperdicio.

 

 

 

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