El açaí (se pronuncia: assai) es el fruto de un tipo de palmera, de unos 25 metros de alto, de tronco delgado y ligeramente curvado que crece únicamente en la selva amazónica brasileña. Se nos presenta en forma de racimos de color purpura oscuro, parecida a una uva negra o un arándano, que llegan a pesar seis kilos cada uno, y cada árbol produce entre cuatro y ocho racimos al año, con un rendimiento de alrededor de 24 kilos de fruta.
Es un alimento de consumo habitual en esta zona geográfica porque posee un gusto muy sabroso, una especie de chocolate con un toque de canela. Pero su potencial es su riqueza de nutrientes: rico en vitamina E, C, y grupo B. Minerales como calcio, magnesio, zinc potasio y hierro. Tiene un alto potencial de energía y es una fruta antioxidante por excelencia. El açaí está formado por ácidos grasos poli insaturados como el Omega 3, el Omega 6, el Omega 9, los fitosteroles y 16 aminoácidos.
La recolección de la fruta se realiza únicamente a mano y en forma silvestre. Es la actividad económica por excelencia del estado de Pará (Brasil). Por las mañanas se lleva a cabo la recolección y, por las tardes la fruta es llevada a los mercados de la ciudad de Belém. Los racimos o cachos son desgranados a mano y seleccionados bajo un estricto control de calidad. De ahí pasa a una especie de molienda, donde se extrae la pulpa base.
Es tal su fama que se ha convertido en la fruta de moda en EEUU y Japón.