El nombre de la Mano del Desierto lo dice todo. Es precisamente eso, una mano que emerge del árido suelo del norte de Chile, en la región de Antofagasta. Pero, eso sí, es una mano gigantesca, de hasta 11 metros de altura. Por supuesto, es una creación artística destinada a sorprender a todos aquellos viajeros que pasen por esta zona del mundo.
La región de Antofagasta es una de las más peculiares que se pueden visitar en Chile. Ubicada al norte del país, conjuga al mismo tiempo el encanto de una parte de la costa del océano Pacífico con la inhóspita belleza de una de las áreas más áridas de todo el planeta: el desierto de Atacama.
La escultura que emerge en mitad del seco paisaje fue una creación del escultor chileno Mario Irarrázabal. Para construir a semejante escala y con materiales como el hierro y el cemento, el artista invirtió en la Mano del Desierto varios años. Si bien, la obra finalmente quedó concluida en 1992.
Y lo cierto es que el éxito de esta escultura fue inmediato y la fama de su autor se ha extendido por diversas ciudades del mundo, donde ha realizado algunas obras similares. Por ejemplo, hay otra mano emergiendo en la playa La Brava de Punta del Este, ahora en la costa atlántica de Uruguay, o hay otros ejemplares en destinos europeos como Madrid o Venecia.
Para muchos se ha convertido en una especie de gesto de despedida de la civilización. Esto se debe a que la Mano del Desierto ese encuentra a unos 75 kilómetros de la ciudad de Antofagasta y, si sigue ese camino de la Ruta 5 Panamericana, los viajeros se van adentrando en territorios cada vez más salvajes.
Es, sin duda alguna, una obra que impresiona.