A veces olvidamos el poder que tienen las telas o diferentes materiales y como la imaginación de artistas de la talla del diseñador británico Benjamin Shine puede transformarlas en verdaderas obras de arte encontrando un uso distinto al habitual.
Así, en su última muestra, denominada “El baile”, que se encontraba en exhibición en el Centro Canberra, en Australia, Shine explora la idea de transitoriedad y de lo efímero, a través de las cualidades inherentes de más de 200 metros de tul. Cada detalle de las piezas se hizo a mano, incluyendo el plisado, las capas y la costura.
La técnica de doblar y planchar tiras largas de tul para realizar figuras hizo que esta proyección de cuadros de gente en movimiento y caras sumamente expresivas pareciera flotar sin esfuerzo por el aire. En “El baile”, el tul sirvió para “pintar” cinco imágenes: el rostro de una mujer y de un hombre, así como tres escenas de personas danzando.
Ha creado trabajos para marcas mundiales como Google, Coca Cola, Givenchi, Eurostar, Barclays, Royal Mail….
Recientemente, el artista británico ha desarrollado una instalación para su propia boda llamada «Entrelazados» en donde una cinta de 4km de extensión guían a los invitados por el bosque hasta rematar en el arco nupcial con los rostros esculpidos en el aire de Benjamín y su prometida.
Una vez más, tenemos que aceptar que el arte no entiende de materiales, sólo de talento.