La enseñanza de ayer y la de hoy.

Desde hace muchos años la enseñanza ha sido “un caballo de batalla” de muchos profesores y más ahora con los tiempos que corren. No hace mucho, en el siglo XX, el maestro era junto con el médico y el cura las personas que más simbolizaban el respeto. Actualmente los profesores, salvo algunas excepciones, es un gremio poco valorado y respetado.educar

En aquellos tiempos las clases no eran como las de ahora. Los alumnos se levantaban de sus mesas para saludar al maestro. Ahora ni saludan, ni respetan. Ahora es la cultura del “colega”. Esto conlleva a pensar porqué la enseñanza ha cambiado tan drásticamente. Se ha pasado al otro extremo sin pensar que hay un término medio para todo. El maestro de aquel entonces se tenía que enfrentar a clases numerosas, de distintas edades, y enseñar de la mejor manera posible. Se pueden comprobar los resultados de aquel entonces. Todos aquellos alumnos son actualmente médicos, arquitectos, maestros, etc. Eso tiene un mérito por parte del maestro.

Los padres de aquella época obedecían a todo lo que decía el maestro. Actualmente no se hace caso de nada, porque los alumnos están muy consentidos y mimosos y la culpa es siempre del maestro. La inmensa mayoría de los padres delegan en el maestro su enseñanza, aprendizaje y educación, aunque esto último compete a los progenitores. Antes los padres, si los niños venían quejándose de que el maestro les reñía o pegaba, llevaban un severo castigo. Actualmente si ocurre esto, te denuncian como mínimo.estudio

Ahora estamos en la cultura de “baja el listón y sube el torpón”. Antes los alumnos iban bien formados con contenidos amplios para seguir estudios superiores. Los contenidos ahora son cada vez más bajos. El propósito es hacer a los niños/as cada vez más ignorantes, con pocas vistas de futuro laboral o profesional. Ahora los maestros tienen que “aguantar“ hasta los 16 años a jóvenes que odian los estudios, que insultan al maestro, etc. Se han perdido, valores y educación. ¿Cómo transformar esto de nuevo?. Tampoco a lo que era antes, sino a una realidad en la que el maestro sea al menos respetado y valorado por la sociedad, siendo un referente para las generaciones del pasado, del presente y del futuro.

Confiemos en que todo cambie, a mejor.

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