En un remoto valle, entre montañas de hasta 2.500 metros de altitud, en el corazón de Afganistán, el Minarete de Jam es una torre de ladrillo de nada menos que 65 metros de alto, situado en mitad de la nada, a decenas de kilómetros de la población más cercana. Se trata de una de las muestras más espectaculares de arte islámico oriental, y probablemente la más aislada, descubierto por un equipo de arqueólogos franceses.
Patrimonio de la Humanidad desde 2002, es el segundo minarete de ladrillo más alto del mundo, y su permanencia en pie durante siglos se considera poco menos que un milagro.
No es demasiado lo que se sabe del “faro de las montañas”. Se encuentra a unos 30 kilómetros de la población más cercana (Jam), en la provincia de Gawr. Por las inscripciones que se encuentran en las paredes del Minarete, se cree debió construirse hacia 1191, en una de las ciudades más importantes del Imperio Gúrida,, destruida por un hijo de Gengis Khan allá por el siglo XIII. En los años del Imperio Gúrida más de sesenta torres similares se levantaron desde Irán a Asia Central y desde Irak a la India para honrar a los sultanes. La torre es lo más visible del Sitio Arqueológico de las Montaña Turquesa, nombre con el que también se conoce a la capital perdida del Afganistán medieval.
El Minarete de Jam, ha sobrevivido a guerras, revoluciones, terremotos y tempestades, aunque en la actualidad, es un lugar difícilmente accesible, en un país en guerra y muy lejos de cualquier cosa, pero si ha aguantado ocho siglos podría aguantar otros ocho más.
Qué bonito. Me ha encantado el descubrimiento de este minarete.
Me ha parecido muy interesante.