El pueblo vasco siempre ha tenido fama de ser amante de apuestas y desafíos. Puede ser que de ese afán de demostrar ser más fuerte que el del caserío vecino, surgiera el deporte rural vasco, llámese cortar troncos o en este caso levantar piedras o harrijasotze. Una práctica donde no sólo hace falta fuerza, sino que se necesita una gran habilitad, extraordinaria flexibilidad y un fondo físico que aguante alzada tras alzada.
Aunque el récord de levantar una piedra de 329 kilos lo tiene el navarrro Mieltxo Saralegi, Iñaki Perurena no sólo ha conseguido levantar 322 kilos, sino que tiene el récord bestial de 1.000 alzamientos seguidos de una piedra de 100 kilos, en el friolero tiempo de cinco horas, cuatro minutos y cuarenta y seis segundos . También de levantar con una sola mano una piedra de 267 kilos.
El amor a la piedra ha llevado a este polifacético, Iñaki Perura, a dedicar todo un espacio-museo, a dos kilómetros del núcleo urbano de Leitzia (Navarra) donde confluyen el hombre y la piedra, la historia y el presente, los mitos y las leyendas. Destacan sus esculturas exteriores de gran tamaño, como un gigante harrijasotzaile de 8 metros de altura y 40 toneladas o un levantador que se enfrenta a la ira de su espada. Una gran txapela (boina)… y miles y miles de detalles. Al fondo del valle el caserío familiar “Gorrittenea” donde se exhiben recuerdos de competiciones y piedras, ….muchas piedras de distintos pesos, tamaños, formas, donde cada una guarda una historia.
Personaje entrañable que nos transmite un sinfín de sentimientos y el logro de un sueño que su abuelo le supo inculcar desde su niñez: el amor a la piedra. Además, un mérito añadido: ha sabido durante cuarenta años seguir con la tradición familiar de crianza de ganado y regentar junto con su hijo pequeño el noble oficio de carnicero, en una carnicería en el centro de Leitzia.
No deja, por tanto, de “levantar “admiración y sorpresa.
genial y de una gran humanidad