El consumismo es la otra cara de la desnutrición y la falta de oportunidades que afecta a tantos niños y niñas. El apetito desenfrenado hacia el consumo de bienes materiales que mueve a la sociedad actual no sólo afecta a personas de manera particular o con poder adquisitivo, sino que arrastra hacia la insostenibilidad a muchas familias.
El niño pide y el niño tiene. Creen relacionar su felicidad con tener cosas. Lo quieren todo y tienden a no valorar las verdaderas cosas que traen la felicidad.
Vamos a analizar una serie de recomendaciones a tener en cuenta:
- Debemos enseñar a los niños a valorar lo que somos, no lo que tenemos.
- A veces los padres compramos con tal de no escucharles, con tal de no sentirnos culpables por estar tantas horas fuera de casa, y lo que estamos creando es un patrón de consumo, que repetirán cuando sean mayores.
- Enseña a revalorizar los juguetes tradicionales, haciendo a los niños adultos capaces de vivir sin la necesidad de tener lo que no es esencial, sino sólo aquello que les traiga una verdadera satisfacción.
- La felicidad está más en compartir que en poseer, en ser que tener, en dar que en recibir, en la austeridad y no en el despilfarro.
- Juega más con tu hijo y enséñale actitudes ecológicas y de reciclaje. Contribuiréis a ahorrar y educarles en un consumo responsable.
- Demos a los niños, cariño, besos, abrazos y no esos juguetes que son demandados por ellos ante el acoso de las campañas publicitarias, y que nunca podrán ser, por muy grande que sea el tamaño del juguete, un “sustitutivo afectivo».
pura y triste realidad
muy interesantes los consejos
Muy buenas recomendaciones
Muy buenos consejos
Muy buenos consejos.