Sin dejar de reconocer la riqueza del lenguaje castellano, y teniendo en cuenta que si hay que insultar, se insulta bien, exprimiendo al máximo el diccionario, hoy vamos a desvelar los entresijos de uno de los insultos más habituales en español. La palabra Gilipollas.
¿Pero cuál es su origen etimológico? Algunas teorías han querido atribuirlo a personajes históricos, como Baltasar Gil Imón de la Mota. Este fiscal, durante el reinado de Felipe III, intentaba sin éxito colocar a sus hijas, ante las burlas de los cortesanos, que entre bromas decían a sus espaldas «por ahí van don Gil y sus pollas». En el siglo XVII era habitual referirse como pollas o polluelas a las chicas jóvenes. Los que defienden este origen creen que la frase podría haberse contraído y popularizado hasta convertirse en este recurrente insulto. Pero los expertos desdeñan esta disquisición y coinciden en darle un origen en argot popular de origen gitano.
La RAE atribuye su origen a una palabra caló “gili”. Polla, que procede del latín ‘pullus’ -cría de cualquier animal, es una extendida metáfora del pene. La combinación de ambos términos es similar a la que se produce en otras expresiones groseras para definir a alguien como corto de entendederas, como ‘tonto del culo’, o que no piensa precisamente con su cerebro sino con otro órgano.
El vídeo os acerca 80 formas de decir “gilipollas”. Interesante, por lo menos.