Sí, sí, habéis leído bien, “ciudad”, porque se trata de FRÍAS, un pequeño municipio, a unos 75 Kms. de Burgos, con 284 habitantes y 32 Kilómetros cuadrados, declarada “ciudad” en el año 1.435 por el Rey Juan II de Castilla.
Os sorprenderá, porque todo lo que tiene de pequeña esta ciudad, lo tiene de atractiva, dando la impresión de que todo el entorno que nos rodea se hubiera congelado siglos atrás. Porque en Frías se respira Historia, con el mayor pasado repleto de títulos de la comarca de las Merindades.
Desde la torre del Homenaje de su castillo (estilo gótico, siglo X) construido por Alfonso VIII, rey de Castilla, uno de los vencedores de los almohades en la célebre batalla de las Navas de Tolosa, divisamos unas vistas impresionantes de todo el pueblo.
Su puente medieval sobre el Ebro, con 9 arcos y 143 m. de longitud da paso a una calzada romana que permitió en sus días el comercio entre la meseta castellana y la costa cantábrica.
Ascendemos por las empedradas calles que nos conducen hasta la Iglesia de San Vicente Mártir y San Esteban, de estilo románico. La portada original se encuentra en el Museo de los Claustros, en Nueva York. Las casas de la zona alta de Frías son dignas de contemplar pues se han adaptado al terreno sobre el que se asienta la ciudad y hacen la competencia a las casas colgantes de Cuenca.
No podemos dejar de admirar la muralla urbana, que antaño contaba con tres puertas y que actualmente se conserva la Puerta Medina, cerca del Castillo y la Puerta del Postigo, próxima a la Iglesia de San Vicente.
Merece la pena “una escapadita”, para contemplar las huellas que el pasado han dejado en estos rincones de España.
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