Hoy viajamos hasta Praga, al CASTILLO DE KARLSTEJN. Como colgando en lo alto de un peñasco, con vistas al río Berounka, este puñado de torrecillas, altas paredes e imponentes torres es con justicia uno de los mayores atractivos de la República Checa.
Era la residencia favorita del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Carlos IV. Su núcleo contiene tres piezas a distintos niveles, el más bajo corresponde al Palacio Imperial, el central corresponde a la capilla de la Santa Cruz mientras que el último, en el tercero se encuentra la torre prismática que es la zona más alta y la que se construyó en primera instancia. Ya a finales del siglo XVIII fue valorada la importancia histórica de Karlstejn y se decidió la reconstrucción en estilo gótico puro que fue iniciada en el año 1887. El castillo adquirió su actual aspecto y en el año 1901 fue abierto al público.
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Interesante sitio que se debe ver.
Una visita que nadie debe perder.