Todos los usuarios de Internet hemos escuchado, en algún momento, la palabra “spam”. Se puede ver en el buzón de e-mails con bastante frecuencia. ‘Spam’ es un acrónimo derivado de las palabras “spiced” y “ham”, es decir, jamón condimentado.
En 1993, el término “spam” se introdujo por primera vez en referencia a los mensajes electrónicos masivos no deseados. Pero lo que muchos no saben es que la palabra spam empezó a usarse para referirse a carne enlatada, de la firma Hormet Foods, que se suministraba a las tropas estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial, un producto que no estaba racionado y que, por tanto, era fácil de conseguir.
Hoy en día, la palabra “spam” es utilizada casi exclusivamente en la terminología del correo electrónico, aunque los productos de carne enlatada de Hormel Foods todavía se venden en EE.UU.
El spam (correo masivo no deseado) puede incluir información comercial o no. En otras palabras, de acuerdo con el contenido del mensaje, el spam se divide en correo electrónico comercial no solicitado (UCE, por sus siglas en inglés) o en correo electrónico masivo no solicitado (UBE).
Teniendo en cuenta que algunos correos no solicitados pueden resultar de interés para el destinatario, una solución antispam de calidad debe ser capaz de distinguir entre spam (correo no deseado masivo) y correspondencia no solicitada.