Valpuesta es un pequeño pueblo de no más de 20 habitantes del territorio de Las Merindades en la Provincia de Burgos, pero con una importancia vital para más de los 400 millones de hispanohablantes, ya que este recóndito lugar, con un paisaje dominado por verdes valles, profundos bosques y grandes montañas es la auténtica cuna y origen del castellano.
Fue en este pueblo, insertado dentro del declarado Parque natural de Montes Obarenes-San Zadornil, y más concretamente, en la colegiata de Santa María de Valpuesta, donde unos monjes amanuenses escribieron el cartulario más antiguo de la Península Ibérica de que se tiene noticia. Estos documentos del siglo IX -algunos fechados en el año 864- incluyen términos en castellano, en oraciones en las que el latín va desapareciendo y se aprecia el orden lógico del nuevo idioma.
Los fondos de Valpuesta constan de ocho documentos del siglo IX, 39 del X, 49 del XI, 90 del XII y uno del XIII y consisten, sobre todo, en escritos que registran donaciones de bienes materiales de particulares al monasterio a cambio de bienes espirituales, como un entierro en su suelo o misas en su memoria.
Conocidos como Cartularios de Valpuesta, el historiador, filólogo y académico Ramón Menéndez Pidal ya los mencionaba en su estudio ‘Orígenes del español’, aunque no entraba en mayores consideraciones. Estos documentos se guardan en el Archivo Histórico Nacional con los números 1166B (Becerro Gótico o viejo) y 1167B (Becerro Galicano o nuevo). El primero consta de 178 documentos escritos en letra visigótica en su mayoría, de los cuales 23 están repetidos en todo o en parte. Es el más valioso dada su antigüedad.