Y es que, subir y/o bajar 763 escaleras ¡no es tan duro como pueda parecernos!. No son nada comparado con el premio que supone al cuerpo y a la vista El Faro del Caballo, en Santoña (Cantabria). ¡Damos fe de ello!. Porque, más que un faro para dar luz, parece creado para impresionar.
Y es que es un desafío contemplar los acantilados desde una pequeña península de 600 hectáreas a la que sólo se puede acceder rodeando completamente el Monte Buceiro ( 12 Kms/ 4 horas) por senderos y bosques de laureles y espinos junto a acantilados y enormes farallones cortados en la roca.
En 1863 se construía el Faro del Caballo para avisar a los barcos de su cercanía con la costa. Los 763 escalones para descender al Faro del Caballo fueron construidos por los presos del Cuartel del Presidio, la cárcel que Santoña tuvo desde 1824 a 1924. Por aquel entonces, el farero y su familia tenían que descender todo esos escalones para llegar a su puesto de trabajo. En 1993 el faro dejó de funcionar por los reiterados actos vandálicos.
Una visita que merece el esfuerzo porque tiene por recompensa el espectáculo de las aguas cristalinas y turquesas de nuestro gran “Mar Cantábrico”.
Os ofrecemos el vídeo para que os sean más llevaderas las 763 escaleras.