Frase que podemos tildar de clásica, por su antigüedad y por lo difundida que está en todos los ámbitos. Se usa cuando tomamos alguna precaución antes o después de hacer algo, para evitar posibles consecuencias no deseadas, aunque dichas medidas no resulten necesarias a primera vista. Su origen se vincula con la idea de proteger los alimentos, ya que en otras épocas, en las que los métodos de conservación no eran muchos, se los cubría para evitar que las moscas se posaran sobre ellos.
No está muy claro de dónde viene esta locución. Se conoce una historieta, por supuesto falsa, sobre un enjambre de moscas pestilentes que acabaron con la vida de las tropas militares de la Borgoña al osar profanar la tumba de San Narciso buscando tesoros en ella mientras asediaban la ciudad de Gerona.
Sea como fuere no está mal tomarse siempre precauciones “ por si las moscas”.