Sigiriya es el auténtico tesoro del país y un lugar único en el mundo por su espiritualidad. Los lugareños lo consideran como “la octava maravilla del mundo”.
Con una altura de casi 400 metros, arqueológicamente, este lugar no deja indiferente a nadie, especialmente por su forma y localización. El ascenso a la cima lleno de escalones , es una buena puesta a punto para ponerse en forma, pues llegar a la cúspide es una verdadera hazaña. Las pasarelas están protegidas con hierros y algunas escaleras rodeadas por estructuras circulares para evitar caídas. Aunque recomiendan abstenerse los que sufren de vértigo.
Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1982, tiene una historia, de guerras y asesinatos y básicamente ejercía de base o fortaleza, desde la cual se podía contemplar todos los alrededores y así evitar invasiones y ataques de los enemigos.
Conocida por sus famosas garras de león esculpidas en la misma roca, son el resto de un enorme león grabado en la piedra del siglo V. Entre las dos garras está ubicada la escalera engarzada en la roca que nos conduce al punto más alto de Sigiriya donde podemos observar restos de construcciones, y los frescos de las damas de Sigiriya. Estos frescos datan del siglo V y se cree que estas mujeres semidesnudas eran ninfas celestiales, concubinas del rey Kassapa o evocaciones de la diosa Tara, una de las figuras más importantes del budismo tántrico. Estas pinturas son muy similares a las famosas pinturas de las Cuevas de Ajanta en India.
Es, probablemente, el destino turístico más visitado de Sri Lanka. No te pierdas el vídeo, te gustará.